Historia de nuestro Presidente
Mi pasión por la relojería empezó casi sin darme cuenta. Mi padre era anticuario, y ya en 1983, cuando yo tenía 18 años, decidí seguir sus pasos. Como a muchos compañeros de colegio, mis padres me enviaron a Inglaterra para prepararme mejor. Fue allí donde descubrí de verdad el mundo de los relojes: conocí a coleccionistas, anticuarios y expertos que alimentaron una afición que ya llevaba dentro. Empecé comprando y vendiendo relojes en mercados y galerias Londinenses, y desde entonces supe que este era mi camino. A los 20 volví a España y empecé a trabajar con mi padre, especializándome en relojería. Poco después, junto a dos expertos, abrimos nuestra primera tienda en la calle Spalter. Con el tiempo, el proyecto evolucionó, pasamos por momentos buenos y duros —como la pérdida de uno de los socios— pero seguimos adelante, siempre con la misma ilusión. Desde entonces hemos abierto otras 5 tiendas en España. Lo que empezó como una pequeña pasión, hoy es una empresa consolidada, pero mantenemos intacto el espíritu del primer día: honestidad, cercanía y una profunda admiración por la alta relojería y la joyería de marca.